Estamos en una época en la que a las habituales amenazas domésticas, asesinatos, narcotráfico y crímenes varios, se han unido amenazas globales como es el terrorismo.
Y al igual que nosotros aprovechamos el poder de la comunicación y las redes sociales para mejorar nuestro mundo, la gente que persigue el mal ajeno también las aprovecha, creando un debate a nivel global sobre la necesidad o no de perder privacidad en pos de la seguridad.
Veamos unos casos particulares que permitan profundizar en el debate.
Brasil y Whatsapp
Ayer mismo un juez de Brasil ordenaba el bloqueo de la aplicación de mensajería durante 72 horas en todo el país. ¿El motivo? El no permitir el acceso a conversaciones entre sus usuarios para intentar esclarecer diversos casos de narcotráfico. Esta orden afectaría a unos 100 millones de usuarios del servicio en todo en todo el país. Aunque se ha sabido que hoy mismo otro juez ha levantado el bloque ya que no se podía perjudicar a toda la población por la falta de colaboración de la empresa.
Esta no es la primera vez que la aplicación es bloqueada en este país, en marzo de este mismo año ordenaron el ingreso en prisión del presidente de Facebook, propietaria de la red social, por los mismos motivos. Si bien la orden fue revocada al día siguiente.
También en diciembre del año pasado se ordenó el mismo bloqueo durante 48 horas aunque otra orden judicial 13 horas después volvió a habilitar el servicio.
El iphone de San Bernardino.
Durante todo este principio de año ha habido un tira y afloja entre el estado americano y Apple a cuenta del bloque de un iphone perteneciente a uno de los terroristas del atentado de San Bernardino, California.
En diciembre de 2015 se produjo un tiroteo en esta población norteamericana donde hubo 14 muertos y 21 heridos, tratándose el caso como un atentado terrorista. Una de las pruebas del caso era el móvil de uno de los atacantes, en el que podía ocultarse información relativa al caso según el FBI.
Este cuerpo de seguridad solicitó a Apple el desbloqueo del terminal para acceder a dicha información, negándose la compañía de la manzana a ello aludiendo a que ello iba en contra de sus principios de privacidad y seguridad de sus productos.
Finalmente, y sin ayuda de los de Cupertino, el FBI logró acceder a la información del terminal por métodos que desconocemos terminando un juego entre el cuerpo federal y la compañía que iba camino de los tribunales, hacia un juicio que podía haber sido uno de los más importantes de la reciente historia de la tecnología.
El dilema de las puertas traseras.
A raíz de estos casos, y otros, se ha abierto el debate sobre la necesidad o no de implementar puertas traseras o backdoors en los dispositivos electrónicos y redes sociales que permitan acceder a la información en caso de necesidad.
Esta sería una medida a discutir dentro del gran debate que es todo este tema. Aunque es una medida que no gusta nada a expertos de todo el mundo. Según ellos esto socavaría la confianza en los productos y la privacidad en las conversaciones habituales que puedan mantener usuarios normales como todos nosotros. Por otro lado expertos en seguridad aseguran que su uso estaría limitado a casos concretos y no causarían ningún perjuicio a los usuarios
Privacidad contra seguridad.
Todos estos casos y otros como las escuchas telefónicas en todo el mundo por parte de las agencias de seguridad conformarían un debate muy actual y necesario de realizar.
¿Estaríamos todos dispuestos a sacrificar la privacidad de la que disponemos actualmente en favor de una mayor seguridad?¿O estamos hablando de un debate de libertad contra control?
No hay debate posible, la simple idea de instalar (más) puertas traseras es un insulto a nuestra (ya mermada) inteligencia.
El FBI (u otros «asalariados») no tardó ni una semana en desbloquear el iPhone (si Apple colaboró nunca lo sabremos)
– Benjamin Franklin