Corren tiempos difíciles para las cámaras digitales desde que los smartphones empezaron a incorporar cámaras de buena calidad con las que resulta más fácil tomarse selfies y compartir imágenes en las redes sociales. En una época en la que la inmediatez de la comunicación es tan importante, las cámaras digitales convencionales han tenido que renovarse, ya no solo necesitan poder revelar fotos digitales, sino que deberán incluir conectividad vía WiFi, sistema Android, así como muchas más funciones y menores precios.
El usuario promedio prefiere adquirir un smartphone que le permite comunicarse, navegar por Internet y tomar fotos con tan solo un dispositivo, pero la verdad es que a pesar de que estos móviles permiten tomar fotos con gran cantidad de megapíxeles, la calidad de las mismas no se compara con la de las cámaras tradicionales pues los smartphones cuentan con sensores más pequeños y objetivos fijos por lo que no pueden usar varias lentes para enfocar a diferentes distancias.
En general se puede decir que la calidad de una cámara reside precisamente en esos dos factores: sensor y objetivo. El tamaño del sensor es importante, sobre todo en situaciones de poca luz. Cuando los sensores son capaces de captar más luz, las fotos son más nítidas, pero en el caso de los móviles, los sensores no pueden ser muy grandes, por lo que sus fotos pierden muchos detalles en condiciones de poca luz, además de que los teléfonos inteligentes suelen tener flashes led de muy corto alcance que distorsionan la luz natural. Los sensores Exmor® que incorporan las cámaras Sony han aumentado la velocidad de procesado con el resultado de imágenes más claras y menos ruido. Una ventaja comparativa respecto a los sensores de la mayoría de smartphones.
Otro punto débil de las cámaras de los móviles es el hecho de que disponen de un zoom digital que amplía la imagen de forma virtual, perdiendo muchos detalles. El estabilizador de imagen también es digital por lo que son mucho menos precisos que los estabilizadores ópticos que llevan las cámaras compactas.
Uno de los atractivos de los teléfonos móviles es la posibilidad de tomar fotos con efectos profesionales gracias a cientos de aplicaciones que incorporan filtros y que permiten hacer retoques fotográficos con mucha facilidad. Por esta razón, muchos fabricantes de cámaras están intentando incorporar estos efectos en sus dispositivos, pero el número de filtros y opciones siempre es más limitado. Otra tendencia que juega en favor de los teléfonos es la de compartir las fotos casi al instante de haber sido tomadas, aunque cada vez más fabricantes de cámaras de fotos están intentando competir con ellos incorporando conexión WiFi, NFC o 3G para poder enviar las fotos al móvil o a otros dispositivos.
Al final, la decisión definitiva entre smartphone y cámara digital siempre dependerá del uso que se le quiera dar a las fotos. Si solo te interesa publicar fotos en redes sociales y guardar algunos recuerdos de viajes y momentos especiales, un buen móvil puede ser suficiente para satisfacer tus necesidades, pero si eres un fanático de la fotografía y te gusta explorar y experimentar con la luz, el enfoque, los planos y los ángulos, ningún smartphone podrá competir en calidad con una cámara digital, ya sea compacta o réflex.