En cuanto al nuevo Proyecto de Ley de Patentes

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Una patente protege algo de nueva invención de ser explotado por terceros. De esta manera, la patente muestra cómo replicar el descubrimiento para que cualquiera pueda hacerlo en su casa, pero la explotación de éste está protegida. De esta manera, para poder explotar dicha invención tan solo podrá hacerse compensando económicamente a su autor. Estas patentes pueden ser locales de cada país, Europeas, Americanas o mundiales (siendo éstas un conjunto de peticiones de patentes a cada uno de los países que siguen estas leyes).

Siendo patentable cualquier invención nueva, que implique actividad inventiva y sea susceptible de aplicación industrial. Dentro de estas invenciones nuevas hay excepciones que no pueden ser patentadas como son los métodos matemáticos o el software. Estando estos protegidos por la propiedad intelectual, lo que se conoce como el copyright. Se conoce así, pero no implica que sea la única vía de protección, ya que la protección Creative Commons también lo hace, pero de una manera más abierta.

Es por esto que se puede decir que los productos patentados suelen pertenecer a una empresa por su protección mediante patentes y el software están direccionados a una persona física. Además, las patentes requieren de 18 meses de revisión y unas tasas elevadas. La propiedad intelectual se licencia en el momento que la obra se crea.

Al menos era así desde 2005, este 10 de Marzo terminará el plazo para presentar enmiendas a un nuevo Proyecto de Ley de Patentes. La diferencia que aparece aquí con la anterior en cuanto a este tema es solo dos palabras: como tal. De manera que antes no se podía patentar «software», y si se aprueba la ley se podrá patentar aquello que no sea «software como tal».

Se podría utilizar esta sutil diferencia para patentar «software», argumentando que no es «software como tal» sino que va complementado de algo más.

¿Qué puede producir esto?

Lo que encierra esto es un cambio radical, de proteger un programa el cuál era propio pero cualquiera podía desarrollar algo similar, pasamos a patentar la idea del software. Al patentar la idea todo cambio que se quiera realizar sobre esta idea se debe pagar a la persona que lo patenta si se quiere explotar el producto derivado. De esta manera, la libertad y la creatividad se ven mermadas. Se le añade un freno a la innovación tecnológica y por supuesto el software libre pasaría a tener graves problemas ya que podría dejar de tener cabida.

Puede que esto sea tan sólo una remota posibilidad o que marque el rumbo de la tecnología en los próximos años.¿Nos pasará factura esta sobreprotección?

 

Sobre el autor

Sergio Luján

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