Con el auge de las redes sociales (a partir del año 2011 éstas empiezan a tener un peso muy importante a nivel mundial), hemos sido testigos de como exponencial al número de usuarios aumentaba también el de “trolls” y personas malintencionadas que convertían Internet en una pequeña fuente de mentiras. Debido a lo fácil que es el propagar un tweet, mensaje o publicación es muy sencillo crear el pánico y desorientar a los internautas menos avezados. Tenemos hoy en día casi cualquier grupo de Whatsapp con mensajes totalmente falsos, pueden ser para deleite personal del que lo ha publicado, para causar estragos e inclusive tener un afán lucrativo… ¿Cómo ha podido ocurrir esto?
Una población conectada y otra desconectada
Como buenamente sabrán bastantes de nuestros lectores, hay una parte de la población (aproximadamente los nacidos de 1980 en adelante) que son “nativos digitales” o personas que han convivido toda su vida o al menos buena parte de ella con las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, sin embargo otra parte de la población se encuentra sumida en un aprendizaje debido a su edad, circunstancias personales o por desconocimiento. Siendo las TIC algo que avanza de manera rapidísima, muchas usuarias y usuarios se están adaptando ahora mismo o tomando contacto en el uso de apps o Smartphones. Esto en gran medida ha contribuido a que al dar el salto a este tipo de tecnologías, muchas personas están compartiendo comentarios y enlaces en Twitter o Facebook entre otras. Esa brecha digital, la facilidad y sensación de impunidad existentes en Internet, han propiciado una serie de argucias y engaños.
Inclusive la campaña electoral americana bajo sospecha.
Ha figurado en bastantes medios de comunicación la posible injerencia de Rusia en la última campaña electoral en EEUU. Esta supuesta actuación habría consistido principalmente en la mezcla de bulos y noticias de dudosa autenticidad para influir en el votante Norteamericano. Varios medios denunciaron públicamente una supuesta campaña de desprestigio y estragos causados por medio de inclusión de noticias falsas en portales y redes sociales.
No es el único caso, se habla también de la posible campaña de contrainformación en la Unión Europea, con ejemplos como el del “Process” , donde se habrían leído muchas noticias falsas en relación al caso de Cataluña en España.
Desde las grandes multinacionales de la Red ya se están tomando medidas para combatir a los hoax. Facebook ha sido una de las redes sociales que ha dicho públicamente que combatirá los bulos, pues aparte de las filtraciones salidas a la luz, la compañía de Zuckerberg es de las más afectadas en problemas de privacidad. No parece sin embargo tan sencillo poner coto a estos bulos a través de las aplicaciones de mensajería, puesto que en este caso dependemos del contacto que nos ha hecho llegar una cadena o mensaje.
¿Cómo lo evitamos los usuarios?
La primera regla básica es usar el sentido común, es de sobra conocido que en la vida real nadie toca tu puerta para regalarte un coche o darte una cantidad en metálico, en Internet pasa exactamente igual. Cuando leemos una noticia, debemos saber si proviene de un medio de comunicación real, y por lo tanto que sigan (alguna vez también se les han colado bulos) fuentes bastante más fiables que nuestros contactos en grupos de Whasapp, el amigo de Facebook, o la cuenta de un anónimo en Twitter. Está claro que cometidos como el de la seguridad, sanidad, educación… Son competencias exclusivas de los gobiernos, que a su vez por medio de las corporaciones públicas: Policía, Bomberos… suelen disponer de equipos de prensa que procederán a emitir contenido auténtico por los medios que procedan.
Si aún así tenemos sospecha de que la noticia que estamos leyendo pueda ser falsa, una sencilla técnica de la que podemos obtener algún indicio, es escribiendo en cualquier buscador la noticia pero con el encabezado “Bulo” o “Hoax”. De esta manera podemos comprobar si más usuarios han recibido esta noticia y la han reportado como falsa.
Por último recordaros que en Internet somos lo que cliqueamos y publicamos. Teniendo en cuenta lo último, igual que no le abrimos las puertas de casa a un extraño tampoco deberíamos contribuir a que las redes sociales se conviertan en una fuente de contenido falso.
Como siempre saludos, y desearos un uso seguro de las tecnologías 😉