La fiebre de los iBeacons

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Los iBeacons están de moda. Todo el mundo los ve como una revolución, algo que cambiará la experiencia del usuario. Pero, ¿qué son? Los iBeacons son un sistema de posicionamiento dentro de edificios. Lo que se conoce como «posicionamiento indoor».

De esta manera, los pequeños dispositivos saben cuando un smartphone se encuentra cerca. De hecho, al estar basado en la tecnología Bluetooth de baja energía puede enviar notificaciones a los dispositivos cercanos. Y aquí es donde viene la fiebre.

Poder enviar notificaciones de algo a una persona que se encuentra localizada en una localización muy precisa. Un marketing muy segmentado en cuanto al lugar, la actividad que realiza en ese momento, su perfil… un lujo para los profesionales del marketing. Lanzan una campaña publicitaria al smartphone de una persona de la cual controlan su emplazamiento, el momento del día en el que se encuentra, sus necesidades en ese momento o aquello que le puede interesar.

El usuario enciende su Bluetooth para recibir ofertas e información relevante que le puede resultar beneficiosa. Pero el problema es que son las empresas las que gestionan esto mediante sus aplicaciones. ¿Que pasaría si la información que se enviara no fuese relevante? ¿Y si fuese excesiva? El usuario apagaría su dispositivo. Es por esto que los iBeacons pueden ser un arma de doble filo.

iBeacons-retailUn arma de doble filo que también puede serlo para el usuario. Esa persona que vende toda su privacidad a una app a cambio de una información considerada como interesante. Una información que va desde que ofertas son a las que se responde o surten efecto hasta la posición del usuario en cada momento, cómo compra y cuánto tiempo dedica a elegir cada producto. Una información muy valiosa para las empresas pero que puede ser una realidad incómoda de digerir por el usuario.

De hecho, los iBeacons no se centran tan solo en supermercados o centros comerciales, pueden ser llevados a museos, aeropuertos o ciudades inteligentes. El usuario podría olvidarse de los códigos QR en ciertos lugares de la ciudad o de olvidarse de las incómodas guías interactivas que dan en algunos museos y que autogestiona el propio usuario siendo al final un pequeño caos para éste. O quién sabe, igual podría llegar a ser utilizado en cines y otros servicios en los que las colas nos ponen nerviosos a todos.

Esta creación de los chicos de Apple Inc. puede resultar muy útil siempre que el usuario cierre los ojos ante las pequeñas lagunas de la privacidad. ¿Estamos listos para ello?

Sobre el autor

Sergio Luján

2 comentarios

  • La empresa para la que trabajo como freelance los a gestionar en Gran Canaria, ya que Las Palmas va a ser la smart ciudad en probarlos «ciudad piloto», ya hemos repartido 300 en difetentes zonas comerciales. Estoy deseando que empecemos. Gracias por el artículo