Ritmo cardíaco ¿muñeca o banda pectoral?

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Empecemos por el principio.

Este blog ya ha publicado distintos artículos sobre dispositivos que monitorizan nuestra actividad diaria como son las pulseras o los relojes inteligentes. Su característica más novedosa es la capacidad de medir nuestro ritmo cardiaco gracias al sensor óptico situado en la parte posterior.

El problema es que una gran parte de sus usuarios no tienen claro cómo funciona, e incluso, existen ideas equivocadas como la de “a mayor precio, mayor precisión”.

Por esta razón vamos a explicar su funcionamiento, las opciones que tenemos y las distintas alternativas en caso de que no nos convenza.

¿Cómo funciona un medidor óptico?

El sistema de medición óptico o pletismografía, es muy antiguo en la medicina (a todos nos han puesto en alguna ocasión ese pequeño y extraño aparato en el dedo cuando hemos ido al médico), sin embargo, su alcance a cualquier usuario es relativamente reciente.

En los dispositivos de muñeca, aunque el funcionamiento no es exactamente igual, es muy similar.

En su parte posterior se encuentran localizados uno o varios leds verdes (verde es el color que mejor absorbe el rojo)  y fotorreceptores. Estos leds, emiten cientos de ráfagas de luz por segundo que se reflejan en la sangre a través de nuestra piel. Dependiendo del flujo sanguíneo originado por la actividad que estemos practicando, la luz verde será absorbida en mayor cantidad, si hay más sangre, y en menor, si hay menos.

Después, los fotorreceptores recogerán el reflejo sobrante de esta luz y así el dispositivo calculará la cantidad de sangre que está bombeando o lo que es lo mismo, nuestro ritmo cardiaco. Todo esto, por supuesto, en cuestión de segundos.

medidor óptico de la Xiaomi mi band 3

Entonces, ¿Cuáles son las desventajas?

El inconveniente más habitual de este sistema es que el reflejo de la luz puede contaminarse con la luz exterior con bastante facilidad si la pulsera no está bien apretada o se mueve a causa de la actividad que estamos realizando.

Debemos tener en cuenta también que la intensidad del flujo sanguíneo varía según el ejercicio y zona del cuerpo que estemos trabajando, por lo que nuestro medidor perderá también mucha precisión cuando hagamos cambios de ritmo, trabajemos con los brazos en alto o con las manos apoyadas en superficies.

Diferencia en la media de ritmo cardiaco total de un entrenamiento con cambios bruscos de intensidad.

El sudor o la humedad en la piel son también impedimentos a la hora de la medición, por lo que podemos deducir que para la práctica de natación u otros deportes acuáticos no es lo más adecuado.

¿Se plantea alguna mejora o solución?

Los fabricantes están tratando de solucionar estas carencias mediante la implantación de más leds y/o fotorreceptores, pero lo cierto es que aún no es posible lograr la precisión que tienen los medidores de impulsos electromagnéticos.

Así, la banda pectoral sigue siendo la mejor opción si necesitas mediciones óptimas. Se trata de un transmisor unido al pecho con dos electrodos que debemos humedecer antes de cada uso y que miden los impulsos eléctricos producidos por las contracciones de nuestro corazón. Estos datos son enviados a un pulsómetro o a una aplicación instalada en nuestro smartphone vía bluetooth obteniendo así en tiempo real nuestro ritmo cardiaco. El funcionamiento es muy similar al del electrocardiograma de un hospital.

Banda pectoral bluetooth.

Hasta ahora, no hay discusión acerca de cuál es más preciso: la banda pectoral sigue reinando en este aspecto. Sin embargo, en ámbitos como el de la comodidad, tiene todas las de perder frente a los dispositivos wearable. Además, es sensible a las interferencias que puedan producir otros dispositivos cercanos (aunque los más modernos ya no les afecta  este problema).

¿Qué necesito yo?

Si lo que quieres es un control diario para evitar el sedentarismo y la intensidad de la actividad deportiva que vas a realizar es moderada o incluso es alta pero no va a tener cambios de intensidad bruscos, las pulseras o los relojes inteligentes son ideales.

En cambio, si lo que buscas es un entrenamiento de alto rendimiento, con cambios de intensidad serios, te planteas superar marcas por alguna razón y necesitas registrarlas, o practicas deportes acuáticos, necesitas una banda pectoral.

Otra opción a elegir son los smartwatches o pulseras que constan tanto de medidor óptico como de banda. Esta opción te permite llevar tu reloj y controlar tu actividad diaria y además, conectarlo a la banda pectoral cuando tu entrenamiento lo requiera. Sin embargo… Estos modelos tuvieron buena acogida y están en plena decadencia.

Os animamos a que dejéis vuestras opiniones y comentarios acerca de los dispositivos que soléis utilizar  para medir vuestro ritmo cardiaco y qué sensaciones tenéis de ellos. Si aún no habéis probado el sistema óptico, os animamos a leer el siguiente artículo de la Xiaomi mi band 3, el compañero ideal gracias a su calidad/precio.

Próximamente publicaremos un artículo en el que nos centraremos en el uso de las bandas pectorales y haremos una breve comparativa para que elijáis la que más se ajuste a vuestras preferencias.

Sobre el autor

Jorge G. Cano

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