A pesar de que las gafas de Google no están funcionando como se esperaba (y ya hay muchas voces hablando del fracaso de este proyecto), todos los informes apuntan a un crecimiento exponencial de los llamados wearables o dispositivos conectados a internet que llevamos con nosotros. Analysys Mason estima que el año que viene se venderán casi 14 millones de dispositivos (frente al millón de este año) y que el mercado crecerá un 1.150% hasta 2020, empujado -como no- por Apple y su Watch.
Steve Mann es uno de los pioneros en el campo de los wearables. No en vano este profesor canadiense lleva más de 35 años diseñando, fabricando y probando gafas computerizadas. En este interesante artículo cuenta su experiencia. Chris Dancy tampoco se queda atrás. Mashable le considera «la persona más conectada del mundo». Comenzó hace dos años porque quería perder peso y se instaló múltiples sensores para entender lo que ocurría en su cuerpo. El año pasado se gastó 40.000 dólares en dispositivos conectados y ahora no sale a la calle sin sus Google Glass, Galaxy Gear, Pebble watch, un par de smartphones de última generación y gadgets similares. Más lejos todavía han llegado Amal Graafstra y Kevin Warwick que se han implantado chips dentro de su cuerpo y, en el caso de Warwick, el chip instalado en su brazo está incluso conectado con su sistema nervioso.
La industria de la moda se ha dado cuenta del filón y esta intentando aprovechar la oportunidad. Uno de los proyectos más interesantes en este campo lo lidera una empresa española. Se trata de First V1sion, que está trabajando en una cámara integrada en la camiseta de los deportistas profesionales para que podamos ver y casi sentir lo mismo que Messi en tiempo real. La idea ha sido apadrinada por Wayra, la aceleradora de negocios de Telefónica y ha sido seleccionada por Intel como uno de los wearables más interesantes del año.
En cuanto a los temas legales relacionados con esta tecnología, el principal riesgo es para la privacidad, no sólo propia sino también de los terceros con los que interactuamos diariamente. Dispositivos como Memoto/Narrative Clip (una cámara de forma cuadrada, del tamaño de una chapa, que no tiene botones y que sé activa al colgarla a la ropa) pueden tomar de manera automática fotografías referenciadas geográficamente cada 30 segundos y te permiten hacer lo que conoce como lifelogging, algo así como llevar un registro audiovisual de tu vida, pero no sólo de la tuya sino también de las personas que te rodean y en muchos casos sin que ellos se den cuenta ni lo permitan. Las autoridades encargadas de la protección de la privacidad deberían empezar a recabar información sobre este tipo de iniciativas para valorar su incidencia en la esfera de intimidad de las personas.